Evangelio de mañana miércoles

El evangelio de mañana está relacionado con la ley de Dios y su cumplimiento, así como la posición que nuestro Señor Jesús fijó ante la misma, dado que ha sido un tema ampliamente debatido, sin que por ello exista consenso aún. No obstante, los cristianos debemos tener claros el pensamiento de Cristo sobre este tema, ya que puede influir y determinar nuestra forma de ser.

El evangelio de mañana está inspirado en los textos bíblicos de los evangelios, cuando Jesús les dijo a los discípulos: “No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos”.

En estos textos del evangelio de mañana también nos viene a contestar todas aquellas interrogantes relacionadas con la ley plasmada en el Antiguo Testamento. Muchos creyentes piensan que cuando Cristo llegó, toda la ley anterior quedó abolida, pero Jesús dijo claramente que Él más bien vino a dar cumplimiento.

evangelio de mañana
Evangelio de Hoy

Sabemos que el Antiguo Testamento contiene mandatos que fueron recibidos por orden divina, y que uno de los medios que Dios usó fueron los profetas. A través de estos hombres clave, Dios se comunicaba con su pueblo, y la razón de ello era que se reunían todos los sábados en la sinagoga para escuchar la palabra que provenía de Dios.

Enseñanzas del Evangelio de Mañana

Si Jesús nos ha dado estas palabras, es porque los anteriores mandatos guardan vigencia para el momento de su llegada, puesto que Cristo fue verbo hecho carne, y nos vino a enseñar más sobre su Padre y el amor que profesa por sus criaturas. Del mismo modo, tenemos constancia por la palabra de Jesús que Dios espera nuestro amor a través de nuestros actos y palabras.

¿Cómo podemos nosotros demostrar que amamos a Dios? Pues, cumpliendo sus mandamientos. Así mismo lo dijo Jesús, y esto lo podemos corroborar en Juan 14:15: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos”. ¡Qué bueno es el Señor! Él no ha exigido nada más allá de nuestras fuerzas, ni nada que no podamos realizar, para agradarle y demostrarle que le amamos solo es necesario que demos cumplimiento a sus mandatos.

Estudiando el evangelio de mañana podemos constatar que es muy sencillo dar a conocer a Dios nuestro amor. Cuando se nos dice: “En esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados”.

Si obedecemos o guardamos estos mandamientos, estaremos mostrando nuestro amor al Señor con el corazón y con nuestras obras, ya que sería imposible profesar amor a Dios, pero actuar contrario a su voluntad.

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Es tan necesario e importante cumplir con los mandamientos que, Jesús nos advirtió que quien traspasara uno de esos mandamientos, por pequeño que sea, o lo enseñase a otros, sería considerado como pecador en el Reino de los Cielos.

Con el ejemplo nosotros enseñamos a los demás, y es por este motivo debemos cuidar nuestros pasos y actuar con rectitud, si queremos tener buena acogida en el Reino Celestial.

Quien no guarda los mandamientos divinos, no actúa con verdad –tal como estudiaremos en los diferentes pasajes del evangelio de mañana -. Es imprescindible que actuemos dando un buen ejemplo, pensando que todo cuanto hacemos es observado por otros, así como por Dios mismo.

Cada vez que actuemos debemos preguntarnos si queremos ser felices en el Reino de los Cielos, o si queremos ser considerados pecadores.

Pero, queda una gran duda, que muchos se preguntan, ¿si Jesús no eliminó la ley por qué algunas cosas son distintas para nosotros hoy en día?, entonces, ¿qué fue lo que ocurrió? Si Jesús llegó a cumplir la ley, todavía esta debería tener vigencia para nosotros en la actualidad. Para tener una mayor comprensión sobre este punto es necesario considerar algunas cuestiones.

Reflexión del Evangelio de mañana

En primer lugar, Cristo no insinuó que la Ley de Moisés tendría vigencia durante una eternidad. Además, si atendemos el origen de la palabra “abolir” o “abrogar”, tendremos que remitirnos al griego, y vemos que esta palabra originariamente significa “derribar”. Así, vemos que Cristo, según se cita en el evangelio de mañana, vino a cumplir la ley, no a abrogarla o eliminarla.

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Cristo, como hijo de Dios, es el primero en amar la ley y obedecer a su padre, por ello podemos decir hoy día que Jesucristo vino a dar cumplimiento, a llevarla a cabo, Él la cumplió, y esto tiene un impacto o repercusión sobre nosotros hoy día.

Si todavía tuviésemos la misma dependencia con respecto a la antigua ley, esto significaría que Cristo entonces no cumplió con nada, y no es el caso porque la ley fue cumplida ya por Él.

Cristo nos demostró tanto su amor, que cumplió absolutamente con toda la ley, y esto podemos verlo incluso con su propio sacrificio –quedando cumplido ya el sistema de sacrificios-. Por ello enfatizó que ni una tilde quedaría sin cumplirse. Es decir, hasta los símbolos más pequeños del sistema de escritura griego serían cumplidos, y así lo hizo.

El evangelio de mañana nos enseña una gran lección: Cristo nos ama, cumplió con la antigua ley y cambió muchos aspectos de nuestras vidas. Hoy en día, por eso tenemos que demostrarle nuestro amor y que atesoramos un gran regalo, que nos hizo con su sacrificio o su legado, por eso debemos cumplir con sus mandamientos.

El evangelio de mañana nos bendice con cada palabra, ya que nos enseña que podemos confiar plenamente en la palabra de Cristo y esperar la salvación, porque todo lo que ha prometido lo ha cumplido, sin esperar nada a cambio. Sus actos son un claro ejemplo de amor y sacrificio.

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